Como vimos en la primera reflexión, el racismo está profundamente arraigado en nuestra sociedad, manifestándose en diferentes niveles (local, nacional, internacional) con diferentes caras (sutil, manifiesto, aversivo, etc.) y afectando a diferentes grupos de personas. Para combatir este racismo, Provivienda puso en marcha la Estrategia Vallecas Antirrumores como uno de los proyectos que emana del Programa de Promoción de la No Discriminación Residencial de las Personas Inmigrantes desde el cual surge esta reflexión y cuyo campo de actuación se ubica en Puente de Vallecas y Villa de Vallecas.
Uno de los estudios encontrados para nuestro diagnóstico es el llevado a cabo en Puente de Vallecas en el año 2019 por GEA 21 (Grupo de Estudios y alternativas) y publicado por el OBERAXE sobre las percepciones, discursos y actitudes hacia las personas inmigrantes.
Según el Centro de Acogida a Refugiados (CAR) (citado en GEA 21, 2019), ha habido una “expansión de opiniones de rechazo a las políticas de asilo y refugio […] que pueden amalgamarse y consolidarse” (p. 7). Se trata de actitudes que generan dificultad a la hora de conseguir la integración social y laboral, tanto de las personas solicitantes y beneficiarias de asilo, como lo indica en este caso, como de las personas inmigrantes o personas racializadas no inmigrantes, afectando a la convivencia y justificando acciones de discriminación hacia los mismos.
En palabras de GEA 21 (2019) todo aquello que rodea tanto al racismo como a la xenofobia, puede ser ambivalente. Esto se debe a que “existen muchas formas de racismo y de rechazo hacia los extranjeros. Las fronteras culturales o raciales son flexibles y móviles, y a menudo se utilizan para diversos fines” (p. 7) como, por ejemplo, reforzar el endogrupo, excluir competidores de recursos, alimentar los miedos de la sociedad, etc.
En este sentido, según Troyano (2010), “ni la raza ni las relaciones raciales son la razón de ser del racismo, son su consecuencia, una construcción imaginaria y negativa, hecha de miedos y prejuicios, para la que el racismo busca objeto en un sujeto real” (p. 4). Con esto tratan de explicar que, bajo el concepto de racismo, laten distintas condiciones y situaciones sociales, como puede ser el miedo a las personas pobres o a la pobreza, cuya denominación sería la “aporofobia”, entre otras.
Este estudio, que tiene como fin escuchar y analizar las corrientes ideológicas y motivaciones implícitas y no reconocidas, elabora un mapa social de Vallecas basado en variables básicas como puede ser la clase social o cambios en la percepción de estatus y en las expectativas de ascenso económico, el sexo y la edad, el arraigo en el barrio y en la cultura de Vallecas, en la convivencia (cercanía o lejanía) con personas inmigrantes o refugiadas, para explicar la estructura subyacente de los discursos y las actitudes de xenofobia y racismo en el distrito.
Éste permitió sacar a la luz que las distintas voces del barrio “alertaban de un malestar profundo, acrecentado por la crisis económica, que iba generando focos de conflicto, más o menos apagados, sobre un rumor de enfado aún poco articulado a nivel político, pero muy presente y denso en redes sociales” (GEA 21, 2019, p. 71).
Las variables básicas anteriormente descritas permitieron explicar las diferentes posturas dentro de Vallecas:
“Personas de clase media con expectativas de ascenso social”: adoptaron un lenguaje y pensamiento cosmopolitas, defendiendo la legalidad internacional y la inmigración como un fenómeno positivo. Sin embargo, a pesar de tener ese pensamiento positivo hacia la inmigración como fenómeno, se separan de las personas extranjeras a la hora de escoger la ubicación de su vivienda, así como a la hora de escoger a qué colegio llevar a sus hijos. Dentro de este grupo también está el subgrupo más activo del barrio, denominados en el estudio como “clase obrera en ascenso”, que son aquellas personas comprometidas políticamente constituyendo un muro de contención contra el racismo y la xenofobia. Aunque el lado positivo sea sostener una opinión pública favorable, la parte negativa es que colaboran con la segregación residencial y escolar (GEA 21, 2019).
“Las tejedoras”: estos/as no han podido o no han querido escapar de la convivencia y del conflicto. En este sentido, “la crisis les ha hecho construir una ética del apoyo mutuo y la resiliencia que aplican a las esferas comunes: se esfuerzan en mejorar los centros educativos públicos y los barrios donde viven mezclados” (GEA 21, 2019, p. 71). Su fuerza radica en su acción, y no su identidad, por lo que no tienen problemas en encontrarse “confundidas” con las personas inmigrantes o minorías nacionales. Además, no temen a la caída social, pues según este mismo estudio, ya han caído y se han tenido que levantar anteriormente, lo que les hace ser personas realistas y prácticas. Este grupo trabaja “tejiendo lo que todo el sistema desteje a gran velocidad: la vida de las calles, la mezcla en los colegios, la vitalidad de las asociaciones, iglesias, culturas locales que resisten a la atomización del vivir social” (GEA 21, 2019, p. 72), lo que las hace aliadas tanto de la esfera pública como privada.
“Los herederos de la contracultura vallecana”: está compuesto por jóvenes y adultos que han conservado “una moral antiburguesa, que no teme el descenso social porque valora la cultura popular, la resistencia, el conflicto, y que es otro vector de integración de los inmigrantes”. El lema de este grupo es que “todas las culturas y grupos son bienvenidos mientras fortalezcan la resistencia al barrido neoliberal que mina y desarticula las culturas locales” (GEA 21, 2019, p. 72).
“Cultura obrera en crisis”: está conformado tanto por personas nativas como las llegadas de fuera y pertenecen a la clase trabajadora “tal y como ha sido reconfigurada por el nuevo capitalismo” (GEA 21, 2019, p. 72). Este es de los grupos que más sufren las desigualdades sociales y la precariedad económica y laboral, aunque según este estudio, su mayor herida es la moral. Se trata de un grupo dentro del cual acrecienta la desconfianza hacia el futuro y hacia las instituciones, y que, en ocasiones, si no encuentran respuestas, pueden confundir un orden de protección social y económico justo con un aparente “orden y limpieza”, o incluso de unidad nacional imaginaria. Tienen un discurso hacia la inmigración de carácter no autoritario, basado en obligaciones morales de unos hacia otros, donde es necesario distinguir y no mezclar a las personas, ya que consideran que encontrar un sitio en la sociedad se ha vuelto tarea difícil. Su discurso es ajeno al de los cosmopolitas, pero, según GEA 21 (2019) este discurso puede verse arrastrado por una postura de prioridad nacional.
Los “hijos” del grupo “cultura obrera en crisis”: son personas jóvenes sin estudios y con empleos aún más precarios que los de sus padres, por lo que ya han realizado ese cambio de posición, una posición no amparada por la memoria de una solidaridad obrera y vecinal, sino más bien basada en un individualismo a la intemperie, sin capacidad económica y con una fuerte desconexión hacia la esfera política. Se trata de un grupo que, por su experiencia vital, ha convivido en ambientes multiculturales, sin embargo, da igual el origen que tengan, comparten el ansia del sentido social o personal que, de momento, no encuentra respuesta.
“Los aislados”: son personas totalmente alejadas de las culturas de clase o de barrio de otros grupos, y que, además, únicamente confían en su criterio para juzgar el mundo. En palabras de GEA 21 (2019), “el yo debilitado por este aislamiento social e ideológico encuentra amparo y compensación en el rico mundo de las redes sociales, eco permanente de sus propios sentimientos” (p. 73). Este estudio determina que es en este grupo donde florecen los discursos de odio racistas y xenófobos, aunque con diferentes grados de contradicción, agresividad o inventiva. Además, ese aislamiento genera un vacío de sentido colectivo, lo cual recae, a su vez, en un ideal de superioridad basada en la hostilidad, donde son las personas extranjeras las que encarnan todos los peligros. Dentro de este grupo se generan dos subgrupos, por un lado, “personas deliberadamente aisladas” por no otorgar autoridad a otras realidades que no sean la propia, y por otro lado, las “personas caídas” en la soledad social por la ruptura de sus redes. GEA 21 (2019) afirma que “aunque puedan confundirse y ambos grupos extiendan discursos y leyendas racistas, los segundos son de hecho “clase obrera en crisis”: su mayor pesar es que la pobreza los ha dejado sin posición social en el mercado de trabajo o en el vecindario, y no pueden ser alguien” (p. 73), por lo cual, guardan un enfado y un rencor que luego manifiestan como prioridad de personas españolas frente a las inmigrantes.
En definitiva, hay grupos que, aunque contribuyan para combatir los discursos de odio racistas presentes en la sociedad, muestran un racismo más sutil llegando en algunos casos a ser racismo aversivo, como puede ser el caso de los cosmopolitas, cuyos ideales son en pro de la igualdad, pero que a su vez evitan mezclarse con personas inmigrantes contribuyendo a la segregación en los ámbitos de la educación y de la vivienda. Otros grupos, como es el de los aislados, se encuentran dentro del rango del racismo manifiesto, pues son los que promulgan estos discursos racistas frutos de ese ideal de superioridad tal y como nos indica GEA 21 en su estudio.
Aquí quería mencionar la clasificación de audiencias que indica la Fundación PorCausa en su informe “Nuevas Narrativas Migratorias para Reemplazar el Discurso del Odio” publicado en 2019. En este informe hablan de tres tipos de audiencias, esto es: los votantes o lovers, que son aquellas personas que están de acuerdo con tu mensaje, en este caso, aquellas personas que no cuestionan los derechos humanos, y entienden que migrar es un derecho más; los opositores o haters, que son aquellas personas que no consideran la migración como un derecho, y que además no van a cambiar su opinión; y por último, encontramos a los indecisos o ambivalentes, que son aquellas personas que entienden que los derechos de otros deberían acabar donde empiezan los suyos, pero tampoco saben qué pensar exactamente.
Tabla 1: Mapa Social Vallecano según tipos de audiencias.
Mapa social Vallecas | Tipo de audiencias | Argumento |
Cosmopolitas | Lovers | Aunque muestren en algunos casos racismo aversivo (un tipo de racismo que emerge de forma inconsciente) están a favor de los derechos de las personas inmigrantes, y son los que sostienen el muro de contención contra los discursos racistas y xenófobos. |
Las tejedoras | Lovers | No muestran actitudes racistas, son personas resilientes y muy activas en el barrio. |
Herederos Contracultura Vallecana | Lovers | Está conformado por jóvenes y adultos con una moral antiburguesa. Según el estudio de GEA 21 no muestran actitudes racistas. |
Cultura obrera en crisis | Ambivalentes | Se caracterizan por tener unas condiciones socioeconómicas y laborales precarias, ser desconfiados y por tener una herida moral. Los clasifico como ambivalentes dado que su discurso sobre las personas inmigrantes puede verse afectado por posturas de prioridad nacional. |
Hijos del grupo Cultura obrera en crisis | Ambivalentes | Conformado por jóvenes con expectativas de vida aún más precarias que la de sus padres. Son personas sin estudios, con empleos precarios y caracterizados por su individualismo y su desconexión política. |
Los aislados | Haters | Este grupo de personas expresan su racismo de forma manifiesta, pues es desde el cual florecen esos discursos de odio racistas y xenófobos, al estar basados en un ideal de superioridad racial influenciado por su sentimiento de hostilidad. Las redes sociales son el eco de sus sentimientos. |
Para cada uno de los grupos le puede corresponder un tipo de actuación. A continuación voy a ofrecer una breve línea o propuesta de actuación por donde considero que se debería empezar. Dado que la estrategia Vallecas Antirrumores es una estrategia que emana del bloque comunitario del Programa de Promoción de la No Discriminación Residencial de las Personas Inmigrantes, se puede comenzar por crear un grupo motor compuesto por personas pertenecientes a los grupos de la “sección lover” que mostramos en la tabla, esto es, las tejedoras, los herederos contracultura, y los cosmopolitas. Una vez conformado y consolidado el grupo motor, la idea es ir programando actuaciones y actividades (presenciales y/o online) que vayan dirigidas a la concienciación y sensibilización tanto de la audiencia ambivalente como a la población general.
A día de hoy existen estrategias parecidas a la de Vallecas Antirrumores dedicadas a combatir el racismo en diferentes territorios de España, pero es necesario por un lado, dotarlas de recursos suficientes como para que puedan funcionar de forma adecuada, y por otro, que se aúnen esfuerzos y se elaboren estrategias a nivel nacional e internacional implicando a cuantos más personas, entidades e instituciones mejor. En definitiva, el racismo es un problema estructural que hay que combatir de forma conjunta, y la metodología comunitaria puede ser una vía que permita implicar a tantos agentes sociales como personas, entidades e instituciones quieran participar
Kaoutar Bakdid
Trabajadora social y alumna de prácticas del Máster de Trabajo Social Comunitario, Gestión y Evaluación de Servicios Sociales de la Universidad Complutense en Vallecas Antirumores, una iniciativa de Asociación Provivienda.
Bibliografía:
GEA 21. (2019). Percepciones, discursos y actitudes hacia las personas inmigrantes en un barrio de Madrid. OBERAXE. Recuperado de: https://www.inclusion.gob.es/oberaxe/ficheros/documentos/Percepcioneslargo.pdf
Troyano, J. F. (2010): El Racismo. Consideraciones sobre su definición conceptual y operativa. Revista Internacional de Estudios Migratorios, (001), 01-24.
Velasco, V. y Rodríguez-Alarcón, L. (2019). Nuevas Narrativas Migratorias para Reemplazar el Discurso del Odio. Fundación PorCausa.